Por: Ana Soto

Cada dólar gastado en e-bay bien valió la pena. Sounds of the Universe está compuesto de pequeños sonidos o, nunca mejor dicho, pequeñas galaxias de sonidos haciendo explosión. Mientras Playing the Angel te atrapaba como una pieza sólida y consistente, a esta nueva producción hay que acercarse poco a poco y con los oídos bien abiertos.

El disco inicia con el corte In chains, con su introducción que presagia que algo grande va suceder, un big bang que culmina en la tranquilidad de la creación y va creciendo hasta convertirse en esa canción que uno puede imaginar como la perfecta forma de iniciar un concierto, con sus dos minutos de percusiones que sin temor a equivocarse serán acompañados por las palmas de las devotas masas.

Wrong, la hemos oído tantas veces y hasta ahora podemos escucharla bien, y saber que “With the wrong rendition of the wrong hook” en realidad es “With the wrong rendition of the wrong look”, símbolo de que hasta este momento no habíamos podido apreciar en verdad Sounds of the Universe, con su sonido rico y redondo, trabajado, con coros que reverberan muy por debajo, como un instrumento más de la colección Gore.

Sigue Fragile tension, simple pero tratando de patear y gritar.

Little soul es eso, un pequeño soul escrito por Martin Gore, tan bien logrado que desde el primer momento la imagine en la voz de Amy Winehouse, la referencia contemporánea popular del género. Música que te atrapa y te mece, un arrullo electrónico que se antoja con té y panecillos.

Llega la melodía más bailable del disco, In sympathy, la base musical simplemente te arroja a la pista y la letra resulta tan Mode, tan depresiva y esperanzada al mismo tiempo. Sin duda alguna, una de esas canciones destinadas a levantarte el ánimo, en la línea genealógica de Just can’t enough pero con ya con una maestría en el universo. Desde el principio, una de mis favoritas. No puedo esperar a oír el remix de In sympathy que seguramente en algún momento va salir.

“Peace will come to me…”, al oír este estribillo uno no puedo sino imaginar a un coro monumental haciendo vibrar los estadios mientras la frase se repite una y otra vez. Peace es sin duda la canción que suena más retro, recuerda a los primeros años de dM, y sin embargo resulta fresca y se regocija en esa línea temática que tanto gusta a los Mode: el renacimiento espiritual.

Dramática y profunda, así suena, bien escuchada, Come back, que se perfila para convertirse en uno de esos momentos clásicos en que verás a Dave y Martin con miradas cómplices sobre el escenario y sonrisas como pocas.

Spacewalker suena al perfecto soundtrack de una película italiana de los 60 o quizá a las de la mafia revisitada por Hollywood. Basta cerrar los ojos para imaginar una bala, el suelo que se tiñe de rojo y Spacewalker que inocentemente suena detrás.

Si Dave quería hablar de cinismo, debió haber empezado por Perfect, un corte escrito por Martin Gore, un llano y simple cantante (je, je), que en momentos parece tener referencias narcóticas y en otros parece hacer un homenaje al alcohol dejado atrás.

La otra canción bailable del disco. Miles Away/The truth is es una prueba de que hace ya siete años que Dave se empeñó en escribir canciones y no sólo limitarse a interpretarlas. Es redonda en letra y música, de humor negro y complejos sonidos, bien podría convertirse en un sencillo.

Llega un momento Gore, la pausa que se agradece. Jezebel sin duda comparte sangre con Sister of night, es el Martin de siempre con nuevos sonidos que especialmente enganchan hacia el final de la canción.

Aun con lo mucho que recuerda a The Dead of Night, Corrupt representa un poderoso final, es sucia, sensual, llena de energía. Te deja deseando más Mode. Será por eso que si la dejas correr te llevas una pequeña sorpresa.