Es difícil de creer que Dave Gahan cumpla hoy 50 años: se mantiene en línea, cada vez parece ser más guapo, está lleno de vitalidad y proyectos. Es como si la vida no sólo le hubiera regalado tiempo extra alguna vez, sino que además se le hubiera acercado al oído para susurrarle el secreto de la eterna juventud.

Para celebrar su cumpleaños, hoy queremos compartir con ustedes algunos fragmentos del libro “Dave Gahan, Depeche Mode & the Second Coming” de Trevor Marker, la primera biografía no autorizada del cantante y que se publicó en marzo del 2010.

Estos fragmentos corresponden al capítulo 20 del libro, titulado “Reunion”, los cuales seleccionamos porque corresponden al momento en que Dave debutó como compositor dentro de Depeche Mode.

Básicamente Dave hizo la audaz afirmación de que sus canciones podían ser tan buenas como las del hombre que había escrito álbumes que habían vendido m’as de 50 millones de copias alrededor de todo el mundo. “Yo creía que él -Martin- podría sentir que era más como algo que se le arrebataría que como algo que se le iba a dar”, comentó Dave.

Era mucha presión, pero tenía la ventaja de que sus canciones eran nuevas y frescas. Para Martin nunca había seido sencillo escribir canciones. Cuando se reunieron para hablar del siguiente disco (Playing the Angel), de acuerdo con Fletch, Dave tenía 17 canciones mientras que Martin tenía sólo cuatro. Por supuesto, como a Martin le gustaba señalar de vez en cuando, se trataba simplemente de “canciones de Dave”. Él –Dave- estaba escribiendo ahora con los músicos Christian Eigner y Andrew Phillpott. Christian ha sido el baterista para las giras de Depeche Mode desde 1997, mientras que Andrew había trabajado tanto en la programación durante las giras como en el disco de covers de Martin Counterfeit 2. Ambos comprendían como trabajaba la banda y podían brindarle a Dave la estructura que a veces le faltaba a sus demos. También fue útil que ellos comprendieran que su papel era ayudar a hacer que las canciones sonaran tan bien como fuera posible. Que ellos estuvieran perfectamente felices de estar al fondo con el seudónimo que escogieron para firmar en la producción “das Shadow” (“La Sombra”). No existía la guerra de egos que alguna vez hubo en Depeche Mode.

Pero cuando Dave se encontró con Martin en Santa Barbara aún había mucha afinidad entre ellos, Martin había pasado por sus propios problemas. La relación con su esposa, la diseñadora Suzanne Boisvert, se había derrumbado durante el preiodo que transcurrió entre los dos discos y estaba pasando por un divorcio que era aún más doloroso debido a sus sentimientos hacia sus hijos. Era una situación con la que Dave estaba familiriazado, a su manera, él y Fletch podían solidarizarse con Martin. Les habían pasado tantas cosas en los últimos años que los problemas que habína tenido en la banda ahora parecían relativamente triviales. Auqnue siguieran discutiendo era más fácil tener una perspectiva de las cosas.

También ayudó que a Fletch y Martin les gustaran las canciones de Dave. Trabajar con ellas brindaba un nuevo reto, el cual fue binevenido después de tantos discos. Ambos apreciaron su honestidad al simplemente tocar los demos de nueve canciones y preguntarles su opinión acerca de ellos. “Fue un poco como ver el concurso de Eurovision”, comentó Fletch a la revista Q.

…A pesar de la mejora en las relaciones, en Playing the Angel fue evidente que Dave no había dejado del todo atrás sus experiencias de mediados de los 90. Una canción, “Suffer Well”, contenía un mensaje bastante abierto a sus compañeros del grupo y era un testamento hacia la tolerancia de Martin que le habían permitido poner en el disco. “Definitivamente fue un poco para molestarlos” le dijo –Dave- a Danny Eccleston. “No la escribí para eso, pero pero cuando la canté me imaginé a Martin. Era como ‘¿Por qué no comprendiste que a ti te necesatiba más que anadie en aquel momento? ¿Dónde estaban las pinches respuestas cuando más las necesitaba?´ Cuando finalmente toqué fondo, al arrastrarme por el piso de ese apartamento en Santa Monica, sentí que moría. Sentí que se me iba el alma y por dentro gritaba ‘¿Dónde chingados estás?!’”